El caso de Amparo: cómo la cirugía ortognática puede cambiar el rostro y mejorar el día a día de un paciente

ortognática. El objetivo de este vídeo es ilustrar las tremendas posibilidades de cambio que ofrece la cirugía, sobre todo cuando el concepto que se maneja es la visión global de todo el rostro: es decir, cuando no nos limitamos simplemente a los maxilares sino a los pómulos, nariz, cuello, etc. También es nuestra intención dar respuesta a todos aquellos pacientes cuya inquietud se centra en saber si se reconocerán tras un cambio tan importante. Pese a que no todos los casos tienen cambios tan radicales como el ejemplo del vídeo, sí que es común la experiencia en todos los pacientes: el cambio es tan positivo en sus vidas que en apenas dos o tres semanas no se reconocen con su antiguo perfil. El caso que os presentamos, de Amparo, nos sirve igualmente para ilustrar un aspecto que consideramos especialmente importante: el beneficio que este tipo de cirugía, la ortognática, ofrece globalmente el paciente. Es decir, pese a que Amparo tiene,  tenía antes de la intervención, una vida completa, con una relación estable e hijos, su alteración facial le suponía un verdadero handicap en su vida, tanto personal como profesional. Una barrera que debía superar a diario. La cirugía ortongática le permitió, como a tantos otros pacientes, “liberarse” de ese estigma y ser una persona más, aceptada y “aceptándose” a si misma. La cirugía ortognática es la mejor opción para lograr la armonía del rostro, tanto a nivel estético como funcional. Las deformidades faciales surgen cuando uno o varios huesos de la cara (mandíbula, maxilar, mentón, malar –pómulos-, nariz… ) presentan un crecimiento anormal y alteran esa armonía. Esto supone, además del problema estético, dificultades funcionales a la hora de hablar o de masticar. La cirugía ortognática, a nivel funcional, busca lograr una mordida correcta y además asegura una salud a nivel articular a largo plazo. A nivel estético, la armonía del rostro permite dotar de belleza, de atractivo al paciente.  Para conseguirlo, no nos basamos sólo en los maxilares, sino que tenemos como decíamos una visión global del rostro, incluyendo otros procedimientos en caso necesario, como puede ser una mentoplastia o una rinoplastia, las prótesis malares o incluso un cambio en la mirada. Mi más sincero agradecimiento a Amparo por permitirnos compartir su caso, y por escogerme como su cirujano. En nuestra profesión no hay nada mejor que sentir que puedes aplicar tanto tu experiencia como tus años de formación en ofrecer cambios positivos a un paciente. Personas como Amparo me ofrecen la satisfacción y la gran fortuna de comprobar cómo los cambios faciales son tan favorables en su vida, en su día a día.